Visita al gordito de aguas corrientes.
Hace tiempo que dediqué una entrada en un blog a uno de los pájaros que más me gustan de fotografiar en su estado natural y salvaje, el Mirlo acuático (Cinclus cinclus), en parte porque no existe otra manera de hacerlo. Esta pequeña ave semi-acúatica, frecuenta nuestros ríos y gargantas en busca de alimento, utilizando sus dotes de gran buceador a contra corriente. Su alimento principal son pequeños insectos acuáticos que rebusca entre los guijarros en el fondo de las aguas corrientes, y es cuando a los fotógrafos de naturaleza disfrutamos de esos momentos entre zambullidas y posados encima de los cantos rodados.
Es un ave como decía muy atractiva para fotografiar, por varias razones. Una de ellas es por su gran movilidad e inquietos movimientos sobre y bajo el agua, que suele realizar con unos saltitos de cabeza desde las piedras que con poca profundidad y desde su vértice le sirven de trampolín y que suele rehutilizar después de sus cortos paseos de inmersión. No obstante, no es fácil como pasa en la mayoría de los casos con fauna salvaje conseguir a veces buenos documentos de estos curiosos mirlos de agua. Una de las mayores dificultades radica en su localización asidua a una zona de alimentación y en determinadas fechas, ya que no todos los meses del año están en los mismos tramos del rio.
Los meses de invierno suelen ser una buena fecha para disfrutar de su compañía e intentar fotografiarlos en los tramos medios del rio con poco caudal aún y antes de las crecidas. La primavera también será un buen momento debido a la llegada del ciclo reproductor, donde frecuenta más una zona delimitada cerca de los nidos que construyen a base de musgo y pajitas adosados a grandes rocas o bajo puentes y cascadas en tramos fluviales, con corriente de más altura y aislado o frecuentado por transeúntes curiosos o pescadores.
Otra de las dificultades a la hora de retratar este ave, es su plumaje bicolor, entre tonos marrones oscuros del cuerpo y blanco en el babero como inconfundible señal identificativa. A mi me gustan esos días en que las nubes tamizan las altas luces que provoca la salida del Sol, o días nublados incluso lluviosos, donde será más "fácil" no quemar esa gorguera inmaculada con una exposición incorrecta en nuestra fotografía o por el contrario si nos pasamos empastando esos complicados tonos oscuros, una combinación complicada en fotografía si no se utiliza iluminación artificial, algo que utilizo muy pocas veces y más si es un ave que va de allá para acá y colocándose con suerte a distintas distancias en el encuadre. De todas maneras al que nos gusta la naturalidad del momento, nos satisface su presencia e intentamos fotografiarlo en su medio natural e integrando su hábitat en el ambiente donde se desenvuelve. En esta última visita al "gordito", no me ha defraudado y será el primer encuentro de alguna otra visita a su parcela inundada.
