Colores en el cielo...
Una de las aves quizás más odiadas para algunos, una de tantas que nos visitan en la primavera es el Abejaruco, su nombre ya confunde a aquellos que de alguna manera viven de la apicultura y encuentran en estos bellos pájaros de color, un enemigo de sus intereses, que son el cuidado de las abejas y la producción de miel. No obstante los abejarucos que son aves insectívoras no eligen su presa por prioridades sino que obviamente su alimento principal son aquellos invertebrados que vuelan normalmente en el territorio elegido para su ciclo reproductor, que comienza en la primavera cuando nos visitan. Es obvio que donde hay colmenas a veces ( que no tiene por qué ) suelen asentarse abejarucos en las cercanías, pero no creo que sus estragos sean demasiado cuantiosos, el equilibrio natural que ejercen sobre insectos también es importante y a veces nosotros mismos con los pesticidas, curas, fuegos, etc, etc. contribuimos den alterar también en el medio natural, por eso tampoco estamos exentos de culpa.
Lo que realmente me transmite este ave a parte de su belleza de colores y forma, es su peculiar vuelo y manera de cazar aquellos insectos que se ponen en su camino, arrancadas en pleno vuelo como bólidos que ponen el turbo, aleteo incesante de empuje contra el viento, gracilidad, pausas en sustento y picados extremos. Tratándose de un ave gregaria todo ello se acrecienta con multitud de individuos en el cielo y que al unísono forman una bandera multicolor que contrasta con el azul del cielo primaveral y veraniego.
Aves excavadoras de terrenos arenosos, se afanan en cumplir como mineros túneles de más de un metro de profundidad en la tierra, donde en su interior depositaran sus huevos pero no sin antes elegir algún posadero cercano donde cortejar a su pareja, con regalos en forma de ceba y sonidos de amores encontrados. Es muy gratificante dedicar un tiempo a disfrutar de estos lances en la naturaleza, acompañado de estos coloridos plumíferos que tanto buenos ratos me han hecho pasar.
